Page 20 - noviembre-2025
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     Artículo Panorama Universitario
             Marx, en su obra magna sobre El ma-  asombro sea cotidiano, donde la risa   es, en este sentido, profundamente
             terialismo histórico, nos  recuerda que   sea legítima, donde el juego no sea   materialista. Esta pedagogía no niega
             detrás de la obediencia escolar está el   concesión, sino derecho. Contra la pe-  la dureza de la realidad, pero apuesta
             interés de un sistema que necesita tra-  dagogía del bostezo y la obediencia   por  transformarla. El  aula  viva  no  es
             bajadores dóciles, ciudadanos confor-  ciega, debemos levantar una peda-  una utopía ingenua, es un taller don-
             mes, consumidores disciplinados (Marx,   gogía de la dicha, de la esperanza y   de se ensaya el mundo que queremos.
             1867/2013). La escuela se convierte así   la rebeldía; para lo cual habremos de   La concepción e implementación de
             en un aparato ideológico del Estado   entender y desarrollar una pedagogía   una escuela activa y dialógica, que
             (Althusser, 1970/2015), donde el abu-  crítica que supere el simple discurso y   ponga  en  el  centro  la  voz  del  niño,
             rrimiento y la obediencia no son acci-  la manipulación ideológica.  no es un lujo sino una urgencia. Una
             dentes, sino engranajes de la máquina;   La neurociencia nos sigue aportando   pedagogía que abrace el ensayo y
             entonces, la pedagogía de la amargura   pistas y evidencias; los niños aprenden   el error como parte del proceso, que
             no es ingenua, es estructural.    más y mejor cuando se sienten moti-  sustituya la obediencia ciega por la
             Lo indignante es que, a fuerza de re-  vados; cuando participan activamen-  responsabilidad crítica, que cambie
             petirse, hemos normalizado la amar-  te en el aula y sus entornos; cuando   la violencia simbólica por el recono-
             gura  como  parte  del  aprendizaje.  Se   encuentran sentido en lo que hacen   cimiento mutuo. Una educación que,
             cree que el esfuerzo tiene que doler,   (Deci & Ryan, 2000). De hecho, desde   en lugar de fabricar amargura, siem-
             que aprender es un sacrificio, que la   la perspectiva neurocientífica, el jue-  bre dignidad y alegría compartida.
             obediencia es necesaria para formar   go no es una pérdida de tiempo; es un   Por eso, este manifiesto (tan parecido
             “buenas personas”. Pero, ¿qué per-  laboratorio de funciones ejecutivas,   a la proclama de Las Fogateras egre-
             sonas estamos formando? Niños que   de creatividad y de aprendizaje pro-  sadas  del  programa  de  posgrado  en
             obedecen sin pensar, que se amargan   fundo (Zosh et al., 2017).    educación del CAMM), por una escue-
             antes de florecer, que interiorizan que   Así entendida la educación y la peda-  la activa, crítica y propositiva, es un
             la única manera de aprender es callan-  gogía, tanto el juego como la emoción   grito de esperanza; no más aulas que
             do su propia voz. La pedagogía de la   positiva favorecen la plasticidad cere-  silencien; no más maestros reducidos
             amargura pesa, aplasta, y lo hace en   bral y contribuyen a la consolidación   a burócratas del tedio; no más niños
             nombre de la educación.           de la memoria (Immordino-Yang & Da-  tratados como engranajes obedien-
                                               masio, 2007). Es decir, la risa, la curiosi-  tes. Queremos aulas vivas donde se
                 4. Contra la pedagogía del    dad y la pasión no son adornos, son la   pueda reír sin culpa; jugar sin castigo
                aburrimiento y la amargura:    materia prima del conocimiento.   y aprender con sentido. Queremos es-
                La responsabilidad y la sensatez  Desde la filosofía materialista, Ernst   cuelas donde el amor y la justicia sean
                                               Bloch (1959/2004) hablaba del “prin-  tan centrales como las matemáticas o
             El aburrimiento no es destino, como   cipio de esperanza” que sustenta la   la gramática. Queremos que los maes-
             tampoco la amargura es herencia   capacidad humana de anticipar futu-  tros también vivan con dicha, porque
             obligada. La escuela puede ser otra   ros mejores y de imaginar lo que toda-  nadie puede sembrar esperanza des-
             cosa; puede ser un espacio donde el   vía no existe. La pedagogía de la dicha   de la amargura.
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